jueves, 23 de enero de 2025

4) La enorme Ciudad -capital- de Guatemala

Ciudad de Guatemala no es una urbe fácilmente abarcable, con cerca de 1,5 millones de habitantes, que se triplican con el cinturón metropolitano. Tampoco posee grandes tesoros históricos o urbanísticos, pero decidimos hacer allí dos paradas en nuestros desplazamientos (tres en realidad, con la mañana final antes de regresar a casa) y aprovechamos estos días para recorrerla. Dormimos tres noches en total y, pese a la limitación de tiempo, nos hicimos una idea. Sin ser espectacular, nos gustó.

Palacio Nacional de la Cultura, el edificio más relevante de la ciudad

De camino desde Pana tuvimos una inmersión en la realidad de las infraestructuras del país. Nuestro chofer, el mismo que nos había llevado el día anterior a Chichicastenango, eligió en determinado momento una de las dos vías alternativas existentes, una carretera normalita. Al rato nos explicó que íbamos a pasar un río directamente sobre el cauce. Pusimos cara de sorpresa tirando a estupor, y nos aclaró que allí había un puente, que se había caído quince años atrás, y desde entonces esperan su reposición. A la pregunta de como era posible semejante retraso, dio la respuesta que escuchamos una y otra vez, aquí y en Costa Rica, para explicar cualquier problema de inversión en infraestructuras del tipo que fuera: la corrupción. Que los gobernantes "se lo roban" es una creencia firmemente asentada.

Menos mal que no había llovido mucho últimamente

Cuando vimos el agua que llevaba el río ese día nos tranquilizamos. Pero le planteamos qué hace la gente si el cauce va crecido: "Ningún problema, media vuelta y se va por la otra ruta".

El viaje desde Pana son 120 kilómetros por carreteras bastante mejores que las que nos habían llevado a Chichi, con menos tráfico y pocas curvas. Pese a ello empleamos unas tres horas, tiempo aprovechado para conocer la realidad del país fuera de las ciudades. Atravesamos varios pueblos y observamos un patrón muy similar: entorno urbano muy caótico (para nosotros), abigarramiento, calles en mal estado, aceras interrumpidas, cables por todos lados, atascos, edificios sin terminar y sin enfoscar, un panorama poco atractivo. Es el caso de Patzún, que con más de 70.000 habitantes no es precisamente un aldea. Esto sin contar la contaminación, con camiones circulando mientras despiden nubes negras tóxicas que impiden mantener abiertas las ventanillas. Hicimos una parada en una gasolinera de la cadena D. Arturo, esta sí perfectamente equipada. El traslado en la furgoneta para nosotros solos nos costó 100 dólares.

Fuente de la plaza de la Constitución y al fondo la catedral metropolitana

La capital guatemalteca es una ciudad absolutamente zonificada, en total 22 distritos, del 1 al 25 pero hay tres que no existen. Y sus habitantes siempre mencionan la zona como referencia, algo similar, que no igual, a los barrios en España. Por ejemplo, la zona 1 corresponde a la parte central e histórica alrededor de la plaza de la Constitución, el Palacio Nacional y la Catedral; a su alrededor las zonas con numeración baja y así hasta el borde de la ciudad. Nuestro hotel estaba en la zona 10, el área de negocios y hotelera, con edificios muy altos y viviendas de precio elevado. Cuando pedías un uber lo primero era precisar la zona a la que te dirigías.

Plaza de la Constitución vista desde la acera de la catedral

El primer día aquí, una vez instalados en el hotel La Inmaculada, preferimos quedarnos por nuestra zona dado que ya era por la tarde. El hotel fue una buena elección, pequeño, acogedor, muy nuevo, limpio y agradable, 88€ la habitación sin desayuno. Está también muy cerca del aeropuerto . Decidimos dejar para el día siguiente ir la zona 1 para conocer el Palacio Nacional de la Cultura. En el distrito 10 callejeamos entre hoteles, edificios de oficinas y residenciales, blindados con muros altos y concertinas, pero igual estaba nuestro hotel, en el que un vigilante/conserje abría la verja cuando llegábamos e inmediatamente la cerraba. Pero no percibíamos sensación de inseguridad, caminamos con tranquilidad por las calles pese a esta forma de protegerse. Este área estaba repleta de restaurantes, locales de ocio, bares y discotecas, todo muy animado en la tarde/noche de un sábado. Y sí, muchos de los establecimientos con vigilantes armados en la puerta.

Tras el paseo localizamos el centro comercial Oakland, moderno, inmenso, bien diseñado, sorprendente en una ciudad del segundo mundo. Un interior amplio y cómodo y tiendas bien montadas. Nos sentimos como en casa cuando vimos que la mitad de una planta concentraba todas las marcas del grupo Inditex, y entre ellas un Zara tamaño XXL. Dimos unas vueltas para conocerlo, e incluso hubo alguna compra, y finalmente recalamos en el área de restauración vip (hay otra de comida rápida), con un patio central con mesas y los restaurantes en los cuatro bordes. Era un sitio de calidad, con comidas del mundo y precios altos pero asequibles para un bolsillo español. Tanto nos gustó que volveríamos mas veces y haríamos otra cena.

Fachada de la catedral metropolitana

La Catedral Metropolitana de Santiago de Guatemala es el principal templo del país y fue construida entre 1782 y 1815, aunque las torres no se terminaron hasta 52 años después .El espesor de sus paredes, y columnas de más de un metro de ancho, han sido claves para que haya resistido varios terremotos, aunque en los de 1917 y 1976 sufrió importantes daños que fueron reparados. 

Interior del templo, aseado, limpio y bien iluminado

En el primero de ellos desaparecieron las estatuas de los doce apóstoles que coronaban los pedestales existentes frente al templo. La visitamos la mañana de un sábado y nos pareció muy proporcionada, amplia y bien cuidada.

En la misma plaza, frente al Palacio, se rememora lo sucedido  en 2017  después de que las niñas fueran encerradas en una habitación del denominado Hogar Seguro Virgen de la Asunción, un centro estatal que, supuestamente, existía para proteger del abandono y la violencia a niños y adolescentes. Allí vivían hacinados y maltratados. Las niñas desesperadas, decidieron prender un fuego que al rato se descontroló.


El resultado final y espantoso de la pasividad de los responsables y la autoridades ese día 8 de marzo fueron 56 víctimas, a las que ahora se pone nombre en esta especie de macetas con pañitos de ganchillo ensartados en unas cruces sobre ellas.

Frente al Palacio Nacional, un recordatorio de un suceso horrible 

El fiasco ese día para nosotros fue la imposibilidad de visitar el Palacio Nacional, donde estábamos antes de las diez de la mañana para garantizarlo. Motivo: a primera hora de la mañana se habían concentrado en la plaza miles de motoristas para la peregrinación motera anual al santuario del Cristo Negro de Esquipulas, de Guatemala, locales pero también de México, El Salvador y Honduras. El conductor del uber que nos llevó fue hablándonos de una marcha en la que participan cada año decenas de miles de personas. En nuestro caso, la concentración provocó el cierre del palacio esa jornada y a la hora en que aparecimos decenas de limpiadores estaban barriendo la plaza. Quedamos chafados y no entendimos su cierre durante toda la mañana.

Listos para recorrer el centro de Ciudad de Guatemala

Como alternativa visitamos la catedral y de seguido nos acercamos al cercano mercado central. Es una instalación interesante, llena de puestos de todo tipo, comida incluida, con pasillos estrechos, mucha gente y en la práctica un auténtico laberinto de tres pisos. 


Nos recomendaron vivamente tomar algo de comer allí, y encontramos un área que podríamos calificar de restauración. Fundamentalmente ofrecían guisos y apiñaban mesas y sillas para su degustación.

Comida totalmente casera a buen precio en el mercado central

Dada la hora, por la mañana pronto, no tomamos nada, pero algunos del grupo se quedaron con las ganas.

Rebaño de cabras para ordeñar en directo y vender vasos de leche

Pero lo más curioso de este paseo transcurrió al regresar del mercado en dirección a la plaza de la Constitución. En un vial peatonal encontramos un pastor con un grupo de cabras, que dirigía con la ayuda de un perro. No salíamos de nuestro asombro, como si a pocos metros de la Puerta del Sol madrileña apareciera un rebaño de este tipo. Tanto, que le preguntamos qué hacía con las cabras allí. Con toda naturalidad explicó que las ordeña a demanda para vender vasos de leche a los transeúntes interesados. Cuanto menos, sorprendente.

Imágenes de desaparecidos, a los buscan décadas después

Desde la plaza central iniciamos un recorrido sin rumbo ni casi destino por el centro, adentrándonos por calles importantes de la zona 2. Primero, en la propia plaza, conocimos unas galerías comerciales con aires setenteros. Después, a las calles. No encontramos nada espectacular, pero si oficinas de gobierno y también una asociación dedicada a difundir la historia reciente de violencia y en recuerdo de los desaparecidos. En algunas paredes se exhibían carteles alusivos a personas asesinadas en las décadas de plomo guatemaltecas.

La catedral también recuerda a los desaparecidos

También encontramos su recuerdo en las columnas exteriores de la catedral. Placas de mármol señalaban por su nombre a algunas de las víctimas.

Retratados en un espejo, en el mapa en relieve de Guatemala

Tras un largo paseo llegamos a los jardines del hipódromo del Norte, donde se encuentra el famoso mapa en relieve del país. Es una obra realizada por un oficial del ejército que plasmó el país en un rectángulo de 800 metros cuadrados tras años de trabajos.

Volcanes, llanuras, montañas y ríos, un trabajo detallado y un gran esfuerzo

A escala 1:10.000, el teniente coronel Francisco Vela dedicó varios años a este trabajo que le dio mucha fama en el país. Lo más difícil y penoso fue, en los últimos años del siglo XIX, recorrer toda Guatemala a lomos de un mulo para recabar la información necesaria, en tiempos en los que prácticamente no había carreteras.

Una de las torres para que los visitantes vean la maqueta en su conjunto

Dos torres permiten a los visitantes hacerse una idea de esta soberbia maqueta, que incluye con gran precisión todo tipo de accidentes geográficos (ríos, montañas), llanuras, y establecer las diferencia entre el norte, selvático y llano, lo mismo que el sur, y el centro del país, montañoso y cuajado de volcanes. Fue inaugurado en 1906 e incluye etiquetas con los nombres de ciudades y accidentes geográficos.

Espectacular torre del Reformador, la de París en pequeño

En nuestro caminar encontramos alguna cosa inesperada, como esta torre del Reformador, instalada en 1935 en la zona 9 para conmemorar el centenario del noveno presidente, Justo Rufino Barrios, quien llevó a cabo importantes reformas (libertad de culto y de prensa, impulso a la educación laica). Claramente evoca a la parisina Torre Eiffel, su altura es de 75 metros, fue construida en EE UU y ensamblada por el ingeniero Arturo Bickford, entonces alcalde de la ciudad.

Palacio Nacional de la Cultura, visitado al segundo intento

En la segunda estancia en Ciudad de Guatemala, de regreso de Costa Rica y antes de viajar a las ruinas mayas de Tikal, volvimos al Palacio Nacional, pero este segundo intento tampoco estuvo exento de incidencias. Al margen del precio diferente para locales y extranjeros (los primeros pasan gratis, nosotros 5€ cada uno) exigen una identificación, pero dos del grupo no llevaban ninguna para evitar la posible pérdida del pasaporte. Tira y afloja con la encargada de la taquilla ("son las normas", "no puedo hacer nada") y cuando estábamos a punto de tirar la toalla soltó el agradable "voy a hacer una excepción...". Aparte, revisión del equipaje con un escáner, visita con guía. Todo muy controlado.

Monumento a la Paz, conmemorativo del fin de la guerra civil guatemalteca

Como reflejo de como trata la naturaleza al país, en el terreno que hoy ocupa el palacio nacional estaba situado el ayuntamiento de la ciudad, destruido en el terremoto de 1917. Promovido por el general Jorge Ubico en 1931, unos años después se iniciaban las obras y era inaugurado en 1943, siete meses antes de que movilizaciones populares expulsaran a este dictador. Se construyó para albergar al gobierno y también a la totalidad de los ministerios. Hoy día mantiene las oficinas del presidente (estaba allí laborando mientras lo visitamos), pero los ministerios están en distintos lugares de la ciudad. Ahora el espacio sería insuficiente.

Salón principal del Palacio, donde toman posesión los presidentes del país

La guía mostró emoción cuando nos llevó al monumento, que data de 1997, un año después de la firma de los acuerdos de paz. obra del artista guatemalteco Luis Fernando Carlos León. Fundido en bronce, dos manos dirigidas al cielo en posición de estar liberando una paloma. En la base, dieciséis brazos entrelazados representan al pueblo sosteniendo la libertad.

Una de las salas de recepciones

Cubre un área de 9.000 metros cuadrados e incluye 350 salones. Al margen de las oficinas del presidente y del área de Cultura y un recinto de exposiciones, gran parte tiene actualmente uso protocolario y actos oficiales. 

Mural del encuentro de culturas, del Palacio Nacional

Hay numerosos murales en las zonas comunes, aprovechando las enormes escalinatas que comunican los distintos niveles.


Está inspirado en dos edificios españoles(el palacio de Monterrey en Salamanca y el colegio mayor San Ildefonso en Alcalá de Henares) y también cuenta con fuentes en dos de sus patios de estilo neomudéjar. Recorrimos con la guía los patios, una parte de su interior, la sala donde toman posesión los presidentes. El presidente que  lo promovió y su mujer influyeron mucho en su diseño e incluso ella eligió el color verde de las fachadas. Precisamente por ese color peculiar, el Palacio también es conocido como el Guacamolón.

Finalizamos la visita en una zona que en el pasado fue aparcamiento y hoy se destina a sala de exposiciones. La que ofrecían de arte contemporáneo era realmente interesante.


Antiguo edificio de Correos, hoy museo de la historia postal

En uno de los paseos por la Ciudad nos encontramos con el antiguo edificio central de Correos, en el que una parte se ha reconvertido en museo histórico de esta actividad y el resto sigue atendiendo el servicio. 

El Correos del pasado no tan lejano, pero que hoy parece del pleistoceno

Permiten la visita gratuita y realmente lo tienen bien montado, con maniquís, mapas y exposición de medios técnicos  hoy superados y olvidados.


La mañana del día de regreso a España nos acercamos al museo Popol Vuh,  que lleva el nombre del libro sagrado de los mayas, situado en la universidad privada Francisco Marroquín, a partir de la cesión de su colección privada de dos particulares, Jorge y Ella Castillo. De la universidad leímos que era importante y para la élite, al ser la más cara del país.


Acabábamos de venir de Tikal, y quedamos admirados de las obras que allí pudimos ver.

Hombre con cabeza y alas de murciélago, simboliza la noche y la sabiduría

Entre otras, recreaciones artísticas de las pirámides, pintadas en el color en el que fueron construidas, rojo, excepto las escalinatas. Las que se mantienen ya no son rojas, sino terrosas, debido al paso del tiempo.

Recreación de una pirámide maya, con su color rojo original


Urna funeraria

Dedicamos un buen rato a revisar las cerámicas, que incluían desde obras artísticas hasta vasijas y artículos de cocina y de todo tipo.

En la puerta del museo, a punto de dejar Guatemala

Aunque la próxima entrada de este blog será la de Tikal, hemos unificado en una las tres veces que estuvimos en Ciudad de Guatemala, y eso produce estos aparentes desajustes.


Desde el museo regresamos andando al hotel, pasando previamente por el centro comercial Oakland,  próximo al hotel, en uno de cuyas avenidas interiores exhibían una espectacular reproducción de un hipopótamo.


Y del centro comercial al hotel, para después regresar a España. Pero a efectos del blog, nos queda por relatar la etapa correspondiente a los templos mayas de Tikal y todo lo relativo a Costa Rica, que vendrán a continuación.


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